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Reflexiones acerca de una fundación – Salvador Puig Fuentes

La horación del Huerto, uno de los nueve pasos adquiridos por los crevillentinos en la segunda mitad del siglo XIX (entre 1868 y 1884), fue procesionado por primera vez en 1871. Así lo refleja la Revista «Crevillente Semana Santa 1941». A continuación, añade: «Constituida su Cofradía bajo la presidencia de D.Francisco Puig Ramón, fue adquirido por 19.000 reales. Su autor, Antonio Riudavets». Otra noticia, esta transmitida por vía oral, dice que Parreños (Mas de apellido) y Rosaleos (Candela) viajaron con sus carros y mulas a recoger las imágenes realizadas por el escultor en su taller de Orihuela (desconocemos los pagos efectuados con los 19.000 reales; debió ser la suma total de diferentes partidas: imaginero, traje del Señor, las andas o trono, adornos, cera, estandarte, etc.).

Poco más conocemos de los inicios de esta sociedad, mitad laica, mitad religiosa, creada con la finalidad de procesionar su paso por la calle, los días de Semana Santa (ahora las denominamos cofradías y a los socios, cofrades). Hemos de esperar a la publicación de la primera Revista «Crevillente, Fiestas de Semana Santa 1925» y sucesivas ediciones para poder contemplar testimonios fotográficos.

con estas líneas creo haber resumido los datos históricos de la Cofradía ya conocidos; por consiguientes procuraré ahora basarme en indicios y circunstancias inherentes a la épica en que tuvo lugar su fundación. Intentaré describir cómo pudo aquel bello sueño convertirse en espléndida realidad. Imaginaré vivencias y sucesos acaecidos desde el principio de su gestación.

Viernes 19 de marzo de 1858. Festividad de San José

Jóvenes de las familias Picassals (Puig de apellido), Rosaleos y Parreños hablan acerca de la próxima Semana Santa en el pueblo. «Desde tiempo inmemorial», dicen, «siempre las mismas procesiones, hay que cambiar». «Me ha dicho un amigo de Elche», comenta Paco el picassal, «que los hortelanos de alli incorporan este año a su paso Orando en el Huerto un ángel para acompañar al Señor, que está muy solo. Aunque la túnica de terciopelo carmesí bordada en oro que luce el Cristo es preciosa, el paso resulta pobre con solo esta imagen».

Once días después, Jueves Santo, a media mañana, el escultor Riudavets, autor de las mencionadas imágenes, se detiene en Crevillent, camino de Orihuela. Dos asociaciones en embrión, El Beso de Judas y La Negación de San Pedro, deseaban contactar con él. La futura junta del Huerto acude a escuchar al artista, que muestra bocetos; concreta tiempos de ejecución de los encargos, precios y tamaño de las imágenes; si son para vestir o talladas de pies a cabeza. «Si les sirve de referencia por el ángel entregado en Elche he cobrado 3.000 reales».

«Los bocetos que nos ha mostrado D. Antonio son preciosos», comentan tras despedirse del maestro, » se parecen mucho a las imágenes de Orihuela y Murcia del gran Salcillo».

Aquella misma tarde, reunidos en la Plaza del Salitre, informan a sus vecinos de la conversación mantenida con el artista oriolano. Con entusiasmo, relatan cuanto han visto y escuchando por la mañana. «Somos labradores incultos», puntualizan, «pero no tontos; antes de firmar contrato recabaremos opiniones de gente entendida». «De cualquier forma», concreta la Junta, «compraremos un paso de Jesús Orando en el Huerto, en Orihuela o en Murcia». «en Valencia», apuntan alguien, «hay un tal Francisco Figueroa muy bueno, aunque más carero».

Poco a poco, la Junta va incorporando familiares y vecinos para constituir legalmente la sociedad. A real semanal cada uno, hasta conseguir el capital suficiente. Proceso lento que duraría más de una década.

Semana Santa de 1869

Parreños, Picassals y Rosaleos — con sus esposas —, acuden el Miércoles Santo por la tarde a la nueva Iglesia de Nuestra Señora de Belén, donde tendrá lugar la bendición del grupo escultórico La flagelación. Al verlo por primera vez, quedan absortos durante un buen rato. Les ha impresionado el rostro de Jesús y el odio reflejado en la cara de los tres judíos que le azotan. Aquellos hortelanos — y hortelanas —, impulsados por sentimientos piadosos no dudan: Antonio Riudavets será el escultor elegido para realizar su paso soñado; y optimistas ellos, deciden que desfilará dentro de dos años.

Y así fue. El trono, de poco peso y dimensiones reducidas, tendría unos 1,5 metros de ancho paa que pudiera entrar en la ermita de Santa Anastasia, donde dormiría tras la procesión del Miércoles hasta la madrugada del Viernes, en la que se le trasladaría a la concentración de la Morquera. Su itinerario: la Ermita mencionada, Purisima, Mayor, Abrevadero, Morquera.

Han transcurrido 135 años desde su aparición. A la Plaza del Salitre, escenario de su puesta a punto las tardes del Miércoles Santo, acuden, desde tiempo inmemorial, las de siempre primero (por algo llevan la voz cantante), ellos después. Casi todos habitan cerca: en la misma Plaza, en las calles Villa, San Francisco, Carrer LLarg (frente al postigo de la Iglesia) … No en vano, son los descendientes de Rosaleos, Picassals y Parreños.

Los de la Passarella – pequeño colectivo de músicos – llegan los últimos, como todos los Miércoles Santo desde 1871. Los costaleros mecen las andas al compás de la música tradicional. Es el momento en que todos admiramos en el Paso la misma luminosidad que nuestros mayores contemplaban boquiabiertos, porque para ellos ¿podía existir en este mundo algo que tuviera más luz que un Huerto del término de Crevillent?

Salvador Puig Fuentes